Sus fundadores, con apenas 20 años y una inversión de 800 € recaudados entre familiares y amigos, decidieron embarcarse en la empresa, compaginando su tiempo con las clases en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial de la UPM.
Por otro lado, en apenas 3 años de vida han creado nuevos productos incansablemente, el original Wood sigue siendo su producto estrella, cuyos clientes son 80% mujeres y 20% hombres que compran para mujeres. Pero con los nuevos productos, eso cambia.
Los sonidos que deciden inmortalizar los clientes de tot-em son muy variados, “Desde futuras madres que graban el latido del corazón de su bebé, viajeros que quieren recordar una frase de su aventura, la voz de un abuelo con su dicho de siempre, hasta pedidas de matrimonio”, cuenta Javier Pérez, uno de los fundadores.
Pero tot-em es mucho más que una forma de comunicación.
Para el 2017, los objetivos de la start-up son ambiciosos: llegar al millón de euros de facturación y la expansión internacional, enfocándose sobre todo en EEUU.
Eso sí, lo harán sin olvidar la principal misión de tot-em: conectar con los que más queremos a través de las emociones, transformadas en símbolos únicos y personales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario