Siempre he creído que la forma de cambiar el mundo era crear cosas. Y si al mundo le gustan esas cosas, entonces y sólo entonces, tendrás una oportunidad de cambiar el mundo.
Dicho esto, cuando tenía terminado (a nivel experimental) mi doctorado en electrónica, decidí crear una start-up de electrónica y crear un producto (del que no hablaré, ya que es irrelevante desde el punto de vista de la historia). Este producto era principalmente hardware, aunque también tenía una parte de software. Si alguna vez habéis intentado crear un producto hardware y venderlo al mundo, veréis como vuestras vidas rozan la muerte.
En primer lugar, si vas a crear una start-up de hardware y software, no intentes hacerlo tú todo. Está claro que todos podemos aprender de todo, pero no es lo mismo saber un poco de programación que ser programador. Por ello, yo busqué gente experta en aquello en lo que yo no lo era. Esto me lleva a otro de mis mandamientos: Intentar crear algo maravilloso en un tema o mercado que no conoces a la perfección, huele a fracaso.
De modo que busqué a alguien que me ayudara con la parte del software, de la que no tenía ni idea. Dividí el trabajo, supervisando los tiempos, y sobre todo, haciendo malabares con el presupuesto. Importante: el presupuesto. Antes de empezar, hay que saber de cuánto se dispone para tu MVP (Producto mínimo viable), ya que es lo primero que tienes que crear. Un producto básico, que represente el concepto que quieres enseñarle al mundo.
“Si no te avergüenzas de tu primer producto, es que lo sacaste demasiado tarde” (From Zero to One, Peter Thiel)
Lo más importante es que cuando tengas clara la idea de tu producto, dediques tiempo a encontrar la forma más barata y básica de crear tu producto y enseñárselo a tus potenciales clientes.
Una vez tengas este producto, ahora empieza la calle. Tienes que enseñárselo a todo el mundo. A todos. A tus amigos. A tus enemigos. A tus primos. A tu madre. A todos. Saca tu cuaderno, calla y escucha lo que tienen que decirte. Esta parte puede ser dolorosa. Habrá preguntas que te dejarán anonadado…no entenderán porqué tu producto es …sirve para… ¿Qué es esto? Ok. Keep Calm. Es hora de coger todo ese feedback y crear algo a partir de ahí.
Una vez pasas por analizar el feedback y aplicas las modificaciones, toca vuelta a la calle. Y así "N" veces. Hasta crear algo que a la gente le guste. Un tip para subir la moral. Antes de crear PayPal, Peter Thiel creó un software para enviar dinero en las Palm Pilot por bluetooth. ¿A que nunca has oído hablar de eso? Claro, no vendieron ninguno. Más adelante pivotaron y se fusionaron con el proyecto de Elon Musk y crearon PayPal. Esto ya os suena, ¿verdad?
El hardware es duro. Porque a veces se rompe. Porque puede arder. Porque necesitas ciertos controles de seguridad... Y mi camino creando hardware ha sido muy duro. Sin embargo, crear un producto hardware y poder venderlo, es de las experiencias más satisfactorias que jamás he vivido. No obstante, si en vuestra idea el hardware no es algo que aporte realmente un valor diferencial, os sugiero que os centréis en la funcionalidad que aporte valor, y dejéis el hardware para los que suelen hacerlo. Subcontratad todo lo que no aporte valor, que no pertenezca al núcleo de vuestra tecnología.
Y si sobrevives a todo esto... ¡podéis consideraros súper héroes! No te van a regalar el café en el Starbucks ni bebida en el McDonalds, pero seréis super héroes del hardware!!
Chema Molina es doctor en ingeniería industrial, especialidad electrónica industrial por la UPM; y a trabajado durante 7 años en proyectos de investigación en el Centro de Electrónica Industrial (CEI) de la ETSII UPM. Además, es el CEO de SP Control Technologies (actúaupm 2014), start-up tecnológica especializada en innovación electrónica.
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