David del Val es
Ingeniero de Telecomunicación por la UPM. Tras acabar la carrera solicitó una
beca de La Caixa para cursar un Master en la Universidad de Stanford. Allí
investigó sobre transmisiones de vídeo por Internet, investigación que derivó
en la creación de una empresa, VXtreme, que a los dos años de su creación fue
vendida a Microsoft y cuya tecnología sentó las bases del que fue Windows Media
Player.
¿Cómo surgió la idea de crear una empresa?
Nos encontrábamos desarrollando un software para realizar
transmisiones de vídeo por Internet. Empezamos retransmitiendo clases de la
Universidad de Stanford, una Universidad con bastante relevancia en el entorno
de Silicon Valley. De manera que recibimos una llamada de un inversor que nos
dijo que quería ser el Director General de nuestra empresa. A nosotros nos
sorprendió y le contestamos “¿de qué empresa?”, a lo que él nos contestó “la
que vais a fundar conmigo”.
No estábamos muy seguros de la tecnología por aquel entonces,
de manera que estuvimos trabajando sobre ella durante todo ese verano, hasta
que finalmente tuvimos un producto que nos convencía. Entonces hicimos caso a
ese inversor y montamos la empresa… pero sin él…
¿Has tenido siempre el típico perfil emprendedor? O fue algo
sobrevenido…
No fue algo que hubiera
considerado desde siempre, fueron las circunstancias, el entorno… En Stanford
se respira en el ambiente. Lo habitual allí es que los profesores hayan montado
más de una empresa y los estudiantes al terminar sus estudios también lo
consideran como normal.
¿Has vuelto a emprender? Aunque actualmente trabajes en Telefónica,
tienes en mente algún otro proyecto en el que vayas a embarcarte?
Aparte de inversor en alguna iniciativa empresarial, he
participado en la formación de 9 empresas tecnológicas relacionadas con el
vídeo y la biotecnología. Actualmente trabajo en Telefónica, donde desarrollo
mi carrera profesional en otros ámbitos ajenos al emprendimiento. Para mí es
una oportunidad de innovar dentro de una gran empresa; es algo intelectualmente
interesante dentro de mi propio camino de crecimiento profesional y personal.
Tras tu paso por Stanford y las múltiples posibilidades que se ofrecen
a los emprendedores, ¿qué tenemos que hacer en España para que nuestra cultura
se acerque cada vez más a ese modelo? ¿Cómo puede la Universidad fomentar esto?
En primer lugar debería producirse un cambio en la cultura.
Los profesores se encuentran con un montón de dificultades a la hora de crear
una empresa: incompatibilidades, escasez de tiempo pues este han de dedicarlo a
la publicación de papers, etc… el hecho de que lancen una empresa no está
considerado un criterio de valoración positiva, de manera que les resulta
prácticamente imposible compatibilizarlo con su carrera académica. Y esto nos
lleva a que los estudiantes no tienen este ejemplo, de manera que no es habitual
que lo consideren como una opción profesional más.
Sería interesante que se incentivase la creación de empresas
al igual que otros requisitos puntuables, de manera que así, desde la raíz,
poco a poco y a través del ejemplo, nuestra (escasa) cultura emprendedora vaya
ampliándose.
Con la situación económica en la que nos encontramos, ¿cómo puede un
emprendedor lanzar su proyecto? ¿qué recursos o qué apoyos ha de buscar?
Cuando un emprendedor
detecte una oportunidad, mi consejo es que la “cace”. Si estás desarrollando
una tecnología diferencial, difícil de replicar y la tienes protegida, hay que
lanzarla. Pero solo si cumple con estos requisitos. De otra manera lo que habrá
que hacer es continuar trabajando en ella. Lograr que sea diferencial, esto es
lo más importante.
Las ayudas que ofrece el
gobierno en España son numerosas, hay dinero incluso en estos tiempos de
recortes a pesar de que hayan decrecido. Esto por ejemplo no se hace en Silicon
Valley, donde el Gobierno apenas apoya a este tipo de iniciativas. Sí existe el
Capital Riesgo, pero no apoyo gubernamental.
Por el contrario en
España la inversión por parte de VCs se ve reducida, ya que según ellos, los
proyectos empresariales con que se encuentran no son lo suficientemente buenos
como para arriesgar su dinero.
Hay que quejarse menos y
tener un producto final. ¿Mi producto es el nº 1 en el mundo? Sí o no. Si no lo
es no te quejes y trabaja. La queja al final es el recurso de los mediocres.
Muchos expertos plantean el hecho de que en España tenemos buenos
proyectos, pero no sabemos venderlos. ¿Estás de acuerdo?
El proyecto empresarial es
algo global, que incluye tanto a la tecnología como al equipo, no será un buen
proyecto si no incluye un buen vendedor. Si el producto es bueno pero no
vendes, analiza las skills que hay dentro del equipo, y si falta un buen
vendedor atráelo.
Fecha: martes 4 de diciembre
Hora: 18.30
Lugar: Paraninfo del Rectorado UPM (C/Ramiro de Maeztu 7, 28040 Madrid)
SRC creacion.empresas@upm.es
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